Un momento particularmente perturbador para una madre y un padre es cuando el primer hijo-hija comienza el Jardín de Infantes.
Sienten curiosidad por el mundo a descubrir.
Para los padres-madres, al principio, la maestra es una persona extraña, desconocida, y no se sabe si será lo suficientemente confiable, cuidadosa, cariñosa y responsable para con su hijo-hija. Es, entonces, el momento tan temido, cuando mil dudas y fantasías aparecen en sus mentes “es tan chiquito” “todavía usa pañales” “¿aguantará tantas horas fuera de casa?” “¿y si extraña?” “¿y la maestra lo cuidará?”...Es la primer separación, la primera vez que el niño estará fuera del hogar por un par de horas, al cuidado de otras personas, lejos de la mirada materna, y esto a veces genera angustia.Es un cambio que revoluciona el medio familiar: los horarios, las nuevas rutinas, el acompañarlos en su proceso de adaptación, que varía según el niño y puede llevar semanas, ya que debe ser una incorporación gradual y progresiva.Para que el niño quiera quedarse en la escuela, sintiéndose confiado, lo importante es la posibilidad de los padres-madres de separarse de su hijo-hija, la confianza que ellos depositen en la maestra, en la institución, y la creencia de que este proceso es necesario y enriquecedor para su hijo. El jardín de infantes es un espacio novedoso para el niño. Es el primer contacto exogámico, donde aprenderá compartir la atención de la maestra - ya no será el único - y las actividades con otros niños, pares con los que aprenderá a establecer lazo. Este espacio ayuda al enriquecimiento psíquico del niño, donde se le incentivará la curiosidad a través del juego, las actividades plásticas, la música, la narración de cuentos, los juguetes disponibles a los que accede libremente, los juegos en el patio.
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